La socialización en los cachorros es un temazo.
¿Por qué?
Porque a menudo creemos que sabemos y cuando nos paramos a pensar y ver las cosas desde la perspectiva del ser que socializamos, entonces nos damos cuenta que no lo estamos haciendo de todo bien.
Ya me conoces, los cachorros humanos y caninos tienen mucho en común. Y una de las cosas que tienen en común es – su propio ritmo, su propia necesidad de hacer o dejar de hacer.

Pero nos enseñaron a forzar.
Nos enseñaron a que «tienen que espabilar».
Nos enseñaron a que respetar los tiempos es de «débiles»…
Y sinceramente – ¿dónde nos ha llevado?
A perros con poca o ninguna autoestima, poca o ninguna capacidad de evitar conflictos, animales que nos tienen miedo, que no saben gestionar el entorno…
No. No todos son así. Eso es cierto, sin embargo la socialización de los cachorros es algo tan complejo que la liamos más a menudo de lo que nos gustaría.
La socialización no es una ventana de un mes dónde tu cachorro tiene que conocerlo todo porque si no, mal vamos...
La socialización es un proceso – es una puerta más bien – al mundo que le rodea. Una puerta que se queda abierta y el cachorro decide cuando y cuanto sale por ella. Tú sólo debes estar para acompañarlo, nada más.
Bueno, he puesto «nada más», pero el acompañar es mucho. Muchísimo, si sabes cómo.
Y allí está el truco – tu cachorro necesita hacer unas buenas asociaciones con lo que ve en su entorno.
Y si lo metes en el mogollón sin tener esto en cuenta – ¿qué crees que va a pasar? Tu cachorro empieza a reaccionar de forma desmesurada, se pone nervioso, salta, ladra, tira de la correa, no quiere andar, en casa destroza más de la cuenta... Pero como son «cosas de cachorros», no le das importancia.
Ya se le pasará con el tiempo… (???)
Y tú sigues – llenando la ventana de la socialización como si tu cachorro necesitara ver miles de personas para saber lo que es una persona… Y lo único que haces es liar más y más a tu cachorro. Y como no se cansa, le añades más actividad física por si acaso – porque «hay que cansar al cachorro»… (de eso hablaremos en otro momento, jaja).
Y entras en un bucle infinito – tu cachorro no se «cansa», le das más, tiene miedo, le expones a lo que tiene miedo para que «se acostumbre» y así infinitamente hasta conseguir tener un perro reactivo, miedoso o inseguro. Total, un perro infeliz.
Acabas frustrándote porque no sabes qué es lo que estás haciendo mal, no sabes cómo ayudarle a tu cachorro a no hacer o hacer, pruebas mil cosas, te has preocupado en ponerle un arnés cómodo, tienes una correa larga (yo utilizo estas y tú te puedes aprovechar de un código de descuento Creacoco), pero no consigues mejoras.
Es que no estás haciendo nada mal, simplemente nadie te ha enseñado cómo vive los estímulos tu cachorro.
Si te tienes que acordar de una sola cosa al respecto de la socialización, que sea esta:
TU CACHORRO NO NECESITA CANTIDAD SINO CALIDAD.
Y esa calidad la decide tu cachorro, no tú.
Y para saber si esa calidad es la buena o no, necesitas conocer a tu cachorro, sus necesidades reales y sus formas de aprender. Necesitas entender su perspectiva y encajarla con la tuya.
En la Academia de cachorros lo puedes conseguir, y tienes más de una forma de hacerlo.
Si tienes dudas o eres de lxs que prefieren hablar, hazlo y vemos la mejor forma para ti y tu cachorro:
Porque querer entender no es nada raro. Es lo natural.