¿Cuánto te influye el entorno? ¿Y la forma en la que ves a tu perro?
Muchas veces el entorno hace que veamos a nuestros perros con otros ojos.
Hoy quiero contarte un caso de Anís, un perro joven a cuya familia le hicieron creer que era un perro conflictivo.
Cuando Anís llegó a mí, fue porque mi compañera Elena de Dogsanimal estuvo de baja y no pudo atender a su familia en más sesiones.
Y yo tuve la suerte de que pude seguir con ellos y además, de forma presencial.
Cuando vi a la joven familia de Anís por primera vez, vi bastante miedo, tristeza, preocupación y frustración.
Anís reacciona desmesuradamente con otros perros – era lo que me decían.
Me contaban lo mal que se porta y lo mal que lo pasan ellos.
Hubo bastante preocupación por Anís, por su bienestar. Pero también bastante desconfianza y algo que me chocó mucho:
Una gran creencia que Anís era un perro conflictivo, posiblemente peligroso, potente etc.
Me chocó porque no era lo que veía ni sentía en Anís, así que me puse a investigar…
En la primera sesión, Anís no paraba de “dejar su familia mal” y les escuchaba decir:
– ya es que cuando pasa esto, suele hacer aquello y no esto que hace ahora..
– esto no es normal en él
– siempre se pone a ladrar nada más ver al otro perro
Algo muy común en nuestra mente humana – estamos tan enfocados en lo que no va, que no vemos, o mejor dicho, obviamos cuando las cosas mejoran.
Sin embargo, eso no me daba la respuesta a esas creencias tan arraigadas sobre cómo creían que era Anís.
Pero no tardaron mucho y empezaron a contarme que su entorno no paraba de decirles que a Anís lo tenían que controlar más, que podía causar problemas, que imponía… y otros comentarios continuos que al final, junto con la conducta de Anís, hicieron que en vez de creer en su perro, desconfiaban cada vez más.
Y esa desconfianza se transmitía en cualquier encuentro con otros perros, creando un bucle en el cual los humanos se confirmaban que su perro era conflictivo y Anís no podía reaccionar de otra manera porque no tenía herramientas. Ni él, ni sus humanos.
Sin embargo, al poco tiempo se dieron cuenta que las cosas no eran como les hicieron creer que fuesen. La relación con Anís empezó a mejorar (también gracias a las bases que ya tenían de Elena) y con ello las respuestas de Anís en la calle.
Pero aquí no termina la historia. Aquí realmente sólo empieza.

Porque a poco tiempo, llegó la gran mudanza. Mudanza a otro país. Con todo lo que supone eso antes de irse. Había que solucionar muchas cosas, entre ellas, vaciar el piso dónde se crió Anís y dejarlo atrás.
Eso supuso irse durante unas 3 semanas a otro barrio, otra casa, con otra gente…
Anís aún no tiene los 2 años, aún sigue en una etapa muy sensible y un cambio así le afectó muchísimo. Más todavía, teniendo en cuenta que hacía poco que empezó a mejorar la relación con su familia y su entorno seguro.
Y entonces, PAM, todo nuevo. Y no para mejor:
- El barrio lleno de perros “reactivos”
- Gente con poca comprensión
- Idas y vueltas continuas de sus humanos
- Estancia con gente poco conocida
¿Qué crees que ocurrió?
Efectivamente, Anís volvió a empeorar e incluso hacer cosas que antes no había hecho nunca…
Ahora, imagínate que hubiese pasado todo esto antes de empezar a trabajar con Elena y conmigo…
¿Crees que la familia hubiera tenido alguna esperanza en disfrutar con su perro?
¿O se hubieran mudado a otro país pensando que su perro es conflictivo?
¿Qué consecuencias crees que hubiese tenido en todos?
Entender lo que supone el entorno para tu perro es imprescindible para poder acompañarlo, pero ser consciente de cómo tú crees que es tu perro es la clave en cómo afrontarás cualquier situación en vuestro día a día.
Ser consciente si tu entorno es favorable para ti también es tener una herramienta para toda la vida para saber evitar la toxicidad de algunas personas.
Anís aún tiene cosas que aprender, cagadas que hacer 😊, pero ahora desde una confianza absoluta en sus humanos.
Y así ahora disfruta con su familia y nuevos colegas perrunos en los bosques del norte de Europa.
❤❤❤