¿Y si Danah hubiera caído en otras manos?

Cachorra durmiendo

Cada vez es más común ver a cachorros con problemas de conducta y eso, obviamente, afecta su desarrollo posterior.

 

La peque de la foto es la pequeña Danah.

Una cachorra que se tuvo que ir demasiado pronto de su familia perruna. Porque era cuestión de vida o muerte, literalmente. Imagínate la carga emocional que ya llevaba encima esa enanita…

 

Pero se encontró personas que decidieron darle la oportunidad de vivir. No fue el mejor momento para ellos, pero aun así tomaron la decisión de llevarse a la pequeña a su casa. Tal vez para buscarle un buen hogar. 

Y yo tuve la posibilidad de acompañarlos en los primeros meses de la pequeña, que ya venía con su mochila bien llena. 
 
De eso ya hace aproximadamente 1 año y medio. Y Danah sigue con la misma familia, pelando las capas de sus emociones heredadas y las aprendidas, para convertirse en una perra equilibrada. 
 
Porque muy a menudo creemos que al año de vida, los perros ya «están hechos». Pero nada más lejos de la realidad. Entre el año y dos es una etapa larga y muy compleja para los perros. 
Afinando el aprendizaje social, con todo lo que eso conlleva.
¡Así que, imagínate lo importante que es empezar antes de que venga esta etapa! 
Crear unas buenas bases de comprensión, de respeto mutuo, de límites y un largo etcétera. 
Crear una relación de calidad para que el perro tenga confianza suficiente como para mostrarse tal y como es y que pueda solucionar y gestionar los problemas de conducta, junto con tu apoyo y acompañamiento. 
 
Porque imagínate que Danah llega al año, a esta etapa tan sensible, y que además lleva arrastrando todas las frustraciones y aprendizajes no adecuados que se pueden dar cuando no sabemos cómo acompañar a un cachorro…
Perra grande pero no adulta

Danah no es todo problemas, al revés, es una perreta que quiere disfrutar de la vida y lo hace mucho. Sin embargo, aún hay situaciones que la sobrepasan. Pero en esos momentos está su gente. Y ellos también se enfadan, se frustran, se desesperan en momentos puntuales, igual que Danah. Y es algo normal, absolutamente normal. Porque somos humanos e igual que los perros, sentimos emociones… 

Pero me da mucha tranquilidad saber que Danah está con ellos. Y también el saber que ellos tienen las bases muy claras, que han superado ya muchos obstáculos (y créeme, Danah vino con la mochila bien cargada) y los que les quedan son pocos. 
 
Y cuando Danah será una perra adulta, sé que será esa perra equilibrada y perfectamente imperfecta junto con sus humanos. Estoy absolutamente segura de ello.
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